Otra vez dentro de este cacharro de metal, el viaje es medianamente largo pero no queda otro remedio. Tantos días aquí van a acabar volviéndome loca, que si ahora para arriba que si luego para abajo. Todo tan igual cada día pero a la vez todo tan diferente.
Llegas, te pones al final de una cola de mil demonios y con un frio que no es normal, aparece el autobús y alguien te pregunta : ¿es el que va a...?, cuantas veces contestaré que sí, ni las cuento. Conversaciones vacias y un largo camino a recorrer. Dentro todos diferentes pero cada día las mismas historias:
¿Sabes tal? , ¿Tal el que vive en el paseo?, Aiii sí sí , Pues va a tener un hijo
Es que últimamente estoy muy ocupada, tengo que estudiar, este finde no saldré
(Por teléfono)¡En la parada a y media eh! que ya llego
¡Cuanto tiempo! ¿Cómo te va? , Pues mira como siempre...
Todo siempre igual y así cada día, suerte que al menos tenemos atascos, retrasos y autobuses en mal estado para darle más emoción.
Me recuerda una barbaridad a cuando tenía que coger el autobús a la salida de clase, a las 15:00 iba abarrotado de gente. Pero me resultaban la mar de curiosas las conversaciones de la gente... ¿¡Cómo pueden llegar a decir tantas estupideces seguidas!?
ResponderEliminarBesitos!!
A mí me encanta esa rutina. Cada mañana te cruzas con la misma gente de camino al trabajo, según donde se produzca el encuentro sabes si vas tarde o aún tienes tiempo de llegar a la oficina a tiempo, los echas de menos si algún día no te encuentras con ellos, te das cuenta si se cambian el corte de pelo o si están más morenos...
ResponderEliminarMe gusta que las cosas sigan igual
Besos, Cuca
Es muy entretenido eso de escuchar conversaciones ajenas. Hay veces que te da que pensar, otras que te echas las manos a la cabeza, y otras que te das cabezazos contra el cristal. Dependiendo de tus "vecinos" de autobús, así serán las conversaciones. Es entretenido, mujer!! :p
ResponderEliminarBesotes